martes, 15 de octubre de 2013

Chequeos médicos


Verdades y mentiras sobre los chequeos médicos: ¿sirven de verdad para prevenir?

Aunque todos queramos vivir cien años o más, la realidad siempre acaba imponiéndose y sólo unos pocos privilegiados llegan a centenarios: concretamente, serán 4 millones en todo el mundo en 2070. Sin embargo, hace ya tiempo que la medicina preventiva hace malabares para cambiar las estadísticas demográficas y prolongar en el mejor estado de salud posible la vida de los ciudadanos. 

En las últimas décadas, esta especialidad se ha abierto un importante hueco en la consulta de los profesionales sanitarios, sobre todo en las de atención Primaria, pero también entre las clínicas privadas y, cómo no, entre las aseguradoras.

Numerosos centros cuentan ya con Unidades de Chequeos Médicos dirigidas por equipos multidisciplinares. También desde hace tiempo las principales aseguradoras (DKV, Adeslas, Mapfre, Sanitas y Asisa) incluyen en su cartera de servicios estos exámenes periódicos que realizan a sus clientes (usuarios de sus tarjetas) y a otros particulares a través de su red de centros sanitarios por un precio que oscila entre los 1.500 y los 2.500 euros.

Y la mayoría de ellas también mantiene acuerdos con grandes empresas para facilitar estas revisiones anuales a sus altos ejecutivos como parte de sus contratos, en un intento por preservar su salud y, de paso, asegurarse su rendimiento laboral. Como nadie duda que la salud ‘no tiene precio’, incluso hay empresas que ‘premian’ a sus directivos y empleados con chequeos VIP.

Rizando el rizo, lo último en llegar es el Reconocimiento Deportivo Avanzado, que ofrece a los ciudadanos de a pie la posibilidad de someterse a las pruebas que se realizan los deportistas de élite. Indicado para los que realizan cierta actividad física, se lleva a cabo en dos horas e incluye un examen cardiaco (electrocardiograma, ecocardiograma, prueba de esfuerzo), valoración nutricional, estudio biomecánico y masaje en burbuja de oxígeno, entre otras pruebas.

No existe, según Raquel Lana Soto, especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid, “el chequeo perfecto, ese sería el sueño de cualquier médico, nos permitiría hacer medicina preventiva plena. Se corre el riesgo de que si el chequeo es muy exhaustivo y se hacen muchas pruebas complementarias, un gran número de ellas no tengan ninguna indicación en ese paciente y se le someta a exploraciones innecesarias, algunas con posibles complicaciones o efectos secundarios”.

Su utilidad en el punto de mira

Un dato sobre el que se apuntala parte de la polémica sobre la utilidad real de las ‘baterías’ de pruebas. El debate lleva sobre la mesa mucho tiempo alimentado también en ocasiones por revisiones científicas que dan al traste con su eficacia. Es el caso de una llevada a cabo el año pasado por la Cochrane Collaboration, un grupo internacional que revisa la evidencia científica. Este grupo realizó un metaanálisis y llegó a la conclusión de que los chequeos generales de salud para los adultos no ayudaron a los pacientes a vivir más y con mejor salud. La investigación se llevó a cabo sobre 16 ensayos, 14 de los cuales contaban con más de 180.000 pacientes.

Los autores determinaron que las revisiones periódicas no parece que tengan ningún efecto sobre la mortalidad o la morbilidad de quienes se someten a ellos y, sin embargo, sí que incrementan el número de diagnósticos y los diagnósticos falso positivos, así como la cantidad de medicamentos que acaban tomando, además de elevar la angustia ante los nuevos hallazgos.

Un jarro de agua fría al que parte de la comunidad científica intentó buscar una explicación. Una de ellas es que los ensayos estudiados en el metaanálisis son antiguos, algunos de ellos llevados a cabo cuando ciertas pruebas de cribado, como la mamografía, no se habían aún introducido. Otros posibles razonamientos eran apuntados este año por la revista JAMA en un editorial: hasta un 60% de las muertes de las personas menores de 65 años (como los estudiados en los ensayos clínicos) se produjeron por accidentes, suicidio, homicidio, cáncer o cardiopatías hacia las cuales no estaban dirigidas las intervenciones preventivas de esos reconocimientos periódicos, por lo cual es muy difícil detectar ese beneficio sobre la mortalidad, que, en todo caso, se manifestaría a más largo plazo.

Por último, que en casi todos estos ensayos, los reconocimientos se hicieron en centros específicos, diferentes de los propios de la atención Primaria y se realizaron una sola vez, no periódicamente, por lo que su efectividad puede verse alterada. También hay que destacar que no se encontró beneficio en la mortalidad y morbilidad global, pero puede que determinados pacientes sí se beneficiarán de estas revisiones.

Otro de los aspectos que ha puesto en el punto de mira a los chequeos médicos es el ‘fracaso’ de algunas pruebas que se han utilizado durante años y posteriormente han resultado ineficaces. Así, se ha dejado de recomendar el análisis del antígeno prostático específico (PSA) para la detección precoz del cáncer de próstata, debido a que no aumenta la supervivencia y estaba disparando la realización de biopsias inútiles. También se ha ‘defenestrado’ al electrocardiograma de rutina, porque sólo indica la situación actual del paciente y no garantiza que no vaya a producirse un infarto poco después.

Los especialistas destacan sus beneficios

Los expertos consultados coinciden en señalar las bondades de ciertos chequeos médicos para la detección de enfermedades prevalentes con el fin de modificar la historia natural de las mismas y promover la toma de conciencia sobre el impacto que tiene el estilo de vida sobre la salud. 

Este no es otro que el pilar lógico sobre el que se sustentan muchas de las prácticas preventivas, especialmente las conocidas como cribado o ‘screening’ de la población. Un buen ejemplo son las mamografías periódicas en mujeres a partir de los 45-50 años para la detección precoz del cáncer de mama. En EEUU, por ejemplo, actuaciones sanitarias como ésta se ordenan según la edad y el sexo en las recomendaciones preventivas que realiza la US Preventive Services Task Force. En España, se aplica desde hace tiempo el Programa de Actividades Preventivas y de la Promoción de la Salud (PAPPS) de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).

Sin embargo, las fuentes consultadas admiten, en su mayoría, que nadie puede dar una opinión categórica sobre este tema. Joaquín Lamela, neumólogo, director de la Clínica Joaquín Lamela en Orense y miembro, entre otras instituciones, del Colegio Americano de Médicos del Tórax (ACCP), indica: “Es complicado dar una respuesta categórica sobre la utilidad de los chequeos médicos. Imagínese que usted se hace un chequeo con un dermatólogo porque tiene muchos lunares y le diagnostica en uno de ellos un melanoma “in situ”; se lo reseca y le cura esta maldita enfermedad. Usted hablará maravillas de los chequeos. Ahora imagínese que yo me chequeo del pulmón porque he sido fumador, me dicen que mi TAC de tórax y yo estamos fenomenal y nueve meses después me diagnostican un cáncer de pulmón (que puede suceder). Hablaré pestes del chequeo. Creo que el protagonismo de los chequeos se debe a que a pesar de la eficacia o no de ciertas pruebas también hay negocio detrás. Y todo en la vida es un negocio. También en la sanidad”.

Admite, no obstante, que “todas las pruebas diagnósticas acreditadas pueden ser eficaces si están bien indicadas. Casi todas las enfermedades son tratables, la diferencia es que en unas se puede alcanzar la curación total y en otras, no. Por ejemplo, una TAC de tórax puede ser muy eficaz si diagnostica un pequeño nódulo pulmonar maligno (un cáncer in situ), y al enfermo se lo resecan y no vuelve a presentar recidiva del tumor el resto de su vida. Pero creo que la mejor prueba, no obstante, es la prevención. Es decir, hacer una vida sana (no fumar, no tomar bebidas alcohólicas, comer poco y caminar (y trabajar) mucho. Y consultar con el médico en cuanto uno note que algo en su cuerpo/salud no anda/va bien, para que el médico le diagnostique certeramente y le trate cuanto antes”.

La necesidad de la medicina preventiva

Dolores Aicart, vocal de la Junta Nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), defiende que los “chequeos médicos son recomendables porque son acciones preventivas que detectan factores de riesgo y síntomas de enfermedades antes de que éstas se desarrollen. Por ejemplo, la detección de abuso de alcohol o tabaco en un paciente, que es un factor de riesgo cardiovascular, implica la capacidad del clínico de recomendar un estilo de vida saludable que ayude a prevenir la patología cardiaca. Porque la importancia de los chequeos se basa fundamentalmente en la promoción de la salud”.

Las revisiones periódicas son, a juicio de esta especialista, beneficiosas y útiles cuando no se hacen de forma genérica, a todos por igual, sino a “colectivos específicos, como las personas mayores, las mujeres embarazadas, los adictos a las drogas... Así, es recomendable revisar el calendario de vacunación de las personas mayores o buscar indicios de diabetes en las que tienen obesidad”.

Raquel Lana destaca que, efectivamente, los “chequeos son muy útiles de forma individualizada, no como paquetes genéricos que se ofrezcan a toda la población, cada persona en su situación necesita unas pruebas concretas en relación a sus enfermedades, factores de riesgo y antecedentes familiares”.

Todo, sin olvidar que se debe aprovechar la consulta para hacer recomendaciones para otras enfermedades como el cáncer de piel. “Por eso aconsejamos a los pacientes que se hagan una revisión de los lunares y que se vigilen la aparición de manchas”, apostilla la doctora Aicart.

Máxime si se tiene en cuenta que el cáncer de piel es el más frecuente de todos y puede afectar a cualquier persona de cualquier edad, pero sobre todo a partir de los 40-50 años. De hecho, y según Miguel Sánchez Viera, dermatólogo y director del Instituto de Dermatología Integral, “los autoexámenes de la piel pueden conducir a un diagnóstico más temprano de melanoma. Sólo el 25% por ciento de los pacientes conoce los factores de riesgo del cáncer de piel, como la exposición al sol; la cifra es la misma para los pacientes que examinan su propia dermis en busca de señales de la enfermedad; y no llega al 10% de los que se someten a exámenes de piel con regularidad”.

Este experto defiende que “el chequeo periódico por un especialista con la ayuda de la tecnología actual (sobre todo la dermatoscopia digital), puede llegar a detectar el cáncer de piel hasta en uno de cada 15-20 pacientes de riesgo examinados. Todos aquellos con piel clara, múltiples lunares y antecedentes de quemaduras solares y/o cáncer de piel en familiares de primer grado o que ya han sufrido algún cáncer de este tipo deberían hacerse un chequeo anual”, insiste el experto. La buena noticia es que, “diagnosticado y tratado precozmente mediante una simple extirpación con anestesia local, se curan casi el 100% de los casos de melanoma. Pero si no se detecta a tiempo, puede ser mortal, ya que produciría metástasis tempranas (extensión desde la piel a otros órganos como los ganglios linfáticos, el pulmón, etc.)”.

Precisamente, tal y como defienden los especialistas consultados, algunos tipos de cánceres son los que se benefician claramente de los chequeos periódicos: mama, cáncer de cuello de útero y colon, entre otros.

En este sentido, un estudio reciente llevado a cabo por la Unidad de Chequeos de la Clínica Universitaria de Navarra (una institución con más de 30 años en este campo) realizado con 22.000 pacientes que habían pasado por sus instalaciones reveló que entre los diagnósticos más importantes obtenidos de un chequeo figura la detección de cáncer, hecho que ocurrió en un 2,7% de sus casos.

Estilos de vida saludable

Se trata de tumores malignos que en el momento del examen médico no provocaban síntoma alguno. En este sentido, “otra de las ventajas de los chequeos es que, su mayoría, todos los casos de cáncer detectados han sido diagnosticados de forma precoz, en fases iniciales, lo que permite abordar la enfermedad con elevadas posibilidades de supervivencia”, explica Óscar Beloqui, director de la Unidad.

Este experto hace hincapié en que “estos chequeos no pueden ni deben realizarse a todos los pacientes de la misma forma y solicitando las mismas pruebas. Las circunstancias clínicas y personales de cada uno son la base para empezar a trabajar, unido a sus antecedentes familiares y el entorno en el que se mueve. La revisión ha de ser totalmente individualizada y personalizada, diseñada según el momento concreto de cada paciente”.

Defiende a El Confidencial que “al igual que los niños acuden al pediatra rutinariamente para revisar su salud, ¿por qué no lo van hacer los adultos? Lo cierto es que estas revisiones, como pasar la ITV, tienen tres efectos muy positivos. Primero, recuperar la salud; segundo; mantenerla y tercero; mejorarla. De hecho, el 85% de los que acuden a nuestra consulta lo hace porque tiene una preocupación real”.

Para el doctor Beloqui, una de las partes más valiosas de su labor “es la de poder contribuir a modificar estilos de vida que a la postre se van a traducir en menor riesgo de ciertas enfermedades”.

Raquel Lana Soto, especialista en Medicina Interna del Hospital Universitario Clínico San Carlos Madrid, destaca que, efectivamente, los “chequeos son muy útiles de forma individualizada, no como paquetes genéricos que se ofrezcan a toda la población, cada persona en su situación necesita unas pruebas concretas en relación a sus enfermedades, factores de riesgo y antecedentes familiares”.

Niko Mihic, jefe de la Unidad de Prevención Precoz y Personalizada de HM Hospitales se muestra de la misma opinión a la hora de establecer la idoneidad de las revisiones médicas, que a su juicio, ante todo deben ser individuales. “Tienen que basarse en la medicina de toda la vida, es decir, en la historia clínica y la exploración física del paciente. Es fundamental tomarse tiempo con cada uno de ellos, por ello previo a la cita a todos los pacientes les envío un cuestionario para poder saber de antemano cuáles son sus antecedentes, sus síntomas, si practican deporte, su alimentación…”, puntualiza.

Este especialista recuerda que, afortunadamente, hoy contamos con métodos de diagnóstico más eficaces “que hace unos años y que superan los resultados de otras pruebas rutinarias a la hora de detectar inicialmente una enfermedad”. Y pone por ejemplo la sangre oculta en heces, para la detección precoz del cáncer colorrectal. Precisamente, el Ministerio de Sanidad acaba de acordar para todo el territorio nacional el cribado de cáncer colorrectal, a través de la mencionada prueba realizada cada dos años, para todos los hombres y mujeres de 50 a 69 años. La previsión es alcanzar una cobertura poblacional del 50% en 2015.

El problema de los falsos positivos

“Esta prueba es una forma de hacer cribado a la población, pero el problema es que cuando las heces tienen sangre oculta ya puede ser tardía y la enfermedad puede estar más evolucionada, además conlleva muchos falsos positivos. Por ejemplo: un cepillado de dientes fuerte puede llevar un posterior sangrado en las heces”, defiende el experto de HM Hospitales. Por este motivo, cree en la “colonoscopia como prueba de detección precoz a partir de los 50 años si hay antecedentes familiares. En el caso de que proporcione un resultado negativo se puede pasar entre cinco hasta diez años sin tenerla que repetir”.

Pilar Román, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna, reconoce que “la prueba de sangre oculta en heces es menos sensible que la colonoscopia, pero puede ser útil. Lo que sí sabemos es que la colonoscopia a partir de los 50 años ahorra muertes pero no reduce la mortalidad global”.

La doctora Román defiende que todas las personas asintomáticas deben someterse a pruebas para “determinar sus niveles de colesterol, glucosa, tensión arterial, diabetes cuando hay antecedentes familiares u obesidad. Sin embargo, otras pruebas como la placa de tórax para detectar cáncer de pulmón han demostrado dar muchos falsos positivos y falsos negativos. Lo mismo sucede con la ecografía vaginal para detectar el cáncer de endometrio o el PSA en el de próstata, que no resultan útiles”.

En lo que coincide esta experta con todos los especialistas consultados es en la idoneidad o no de realizar test genéticos preventivos en personas sanas sin antecedentes familiares. “Se trata de un asunto muy polémico, ofrecer una prueba que determina cierto riesgo de desarrollar una enfermedad pero que no significa que vaya a desarrollarla porque suele haber muchos factores ambientales implicados. Sólo conduce a generar angustia a los pacientes, máxime si esa patología no tiene tratamiento”.

Para la doctora Lana Soto, “actualmente hay test genéticos comercializados que son útiles para la detección de enfermedades concretas o para detectar predisposición genética a padecer ciertas patologías, pero todavía no se dispone de un test lo suficientemente amplio para que sirva de 'screening' general. En casos como el cáncer de mama u otros tumores en los que se conoce su predisposición genética o de enfermedades genéticas están totalmente indicados, pero sólo en grupos de riesgo (familiares), no en población general.

Antecedentes familiares y predisposición genética

Joaquín Lamela cree para arrojar algo de luz sobre el debate de la utilidad de este tipo de pruebas se debería “realizar un estudio ‘puro’ con muchas personas, es decir no financiado por la industria farmacéutica ni la tecnológica de salud para determinar qué pruebas son eficaces. Pero aunque existieran beneficios individuales y fuesen negativos respecto a la mortalidad global, eso no quita lo enunciado anteriormente: que algunos individuos puedan beneficiarse de esa prueba. Los clientes son los que deciden, pero estoy seguro de que pocos médicos se hacen estos chequeos con ‘batería de pruebas’".

Sobre todo, porque, como defiende: “creo que en este momento no hay conocimiento suficiente para recomendarlos “globalmente” salvo en ciertos casos, como por ejemplo cuando haya antecedentes familiares importantes de enfermedades neoplásicas o de otro tipo en el que haya predisposición genética (que son casi todas), como ha sido el caso de la famosa actriz Angeline Jolie. Y aun así, tendrían que realizarse en laboratorios acreditados.

Tampoco, al parecer, “existen pruebas recomendables de forma universal, en los pacientes a partir de los 45-50 años es aconsejable una revisión médica que incluya una exploración física, una toma de tensión arterial, una analítica general y el resto de pruebas se individualizará. Es más importante la historia clínica del enfermo en la que te explica los síntomas y sus antecedentes junto a la exploración física que una batería de pruebas indiscriminada”, documenta la especialista del Hospital Clínico.

Parece, por tanto, que lo más sensato es concienciar a la población sobre la utilidad de los chequeos médicos cuando no se realizan 'a granel’, sino de forma personalizada e individualizada, pero sobre todo lo que ‘vale’ en medicina preventiva es conocer los factores de riesgo de las patologías para evitarlos adoptando estilos de vida saludables.

Como puntualiza el doctor Lamela: “La mejor prueba diagnóstica aún hoy, a pesar de tantísimos avances tecnológicos médicos, es realizarle al paciente que acude a la consulta una buena historia clínica o entrevista y una buena exploración. Entonces el buen médico ya tendrá unas sospechas diagnósticas y solicitará las pruebas complementarias que considere adecuadas para alcanzar un diagnóstico cierto. Porque en medicina lo más importante es el diagnóstico. Y ya William Osler, médico canadiense, uno de los mejores de los siglos XIX-XX, dijo: “Si escuchas al paciente, él te está diciendo el diagnóstico”. Y esta sentencia sigue siendo válida hoy aunque, desafortunadamente para los pacientes, cada vez se les escucha menos”.

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